Fue una asamblea exacta, correcta, siguiendo los puntos que marcan los estatutos. Bien planificada y perfectamente documentada. Aprobamos el acta de la anterior asamblea celebrada en Lanzarote; se presentaron con pelos y señales las cuentas (con tal cantidad de pelos y señales, y con tanto esfuerzo gestionadas, que fueron aprobadas y aplaudidas); se presentaron las candidaturas a la Junta Directiva, de las cuales se votó la composición de la nueva. También debatimos sobre los aspectos de organización interna que una joven asociación aún no ha tenido tiempo de experimentar y que se van definiendo con el desarrollo de su vida.
Se compartió información sobre los resultados conseguidos a nivel normativo, estratégico y de presencia a nivel europeo, nacional y regional, desde que la Red nació y en concreto lo vivido durante el 2016. Asimismo fue presentada la hoja de ruta de su futuro más inmediato: qué y cómo vamos a hacer con respecto a cuestiones de higiene y normativa sanitaria, qué planes de formación interna nos interesan, cómo nos mostramos al público y cómo mejorar nuestra propia comunicación, y otros pequeños frentes que nos facilitan la vida quesera (transporte de productos, exportaciones, información sobre el etiquetado, precios de seguros, etc.).
No obstante, y a pesar de todo lo técnica que pudo parecer, fue una asamblea emocionante, infatigable, arrolladora. No cupo en 8 horas, ni mucho menos cabrá en ésta pequeña reseña, todo lo que la Red demostró poseer como logros y como capacidad. Una capacidad que emana de todas las potencialidades que sigilosamente se van sumando, y que curiosamente restan en los tiempos individuales de cada participante que decide donar su sabiduría o destreza. Pero esa resta individual es una multiplicación colectiva, dando como resultado una mejora incondicional que no pide nada a cambio a las queserías y futuras queserías que nos beneficiamos de ello, tan sólo la lógica común de añadirte con entusiasmo a esa lucha por seguir prosperando.
Por supuesto, hubo espacio para las propuestas y, como bien se escuchó, se invitó a cambiar el discurso del “yo os propongo hacer…” por el de “propongo encargarme de…”. Así fue como se animó a la participación.
Y así es como QueRed seguirá su nuevo curso y, ojalá, ¡que cumpla muchos más!